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Aquí estamos nuevamente, tantos años maniobrando para volver aquí, este espacio casi seguro y solitario. No importa, aquí expresé mis miedos y soledades alguna vez para poder soltar la carga que llevaba y si bien, siguen, al menos pretenciosamente quiero creer que sirvió para poder poner en orden todo ese remolino de emociones y trayectos que me afligian. Aunque aún lo hagan. No puedo por más que pretender no ponerlos al tanto de mi vida, han pasado un par de años desde que dejé de escribir, y sinceramente a este punto no había considerado la necesidad de hacerlo, aunque escribir para mí es soltar. Muchas cosas pasan, están ahí, en el medio de mi pecho existiendo y sofocandome. Es más, me ha resultado terriblemente agotador no pensar, y cuando lo hago me desbordo. Hubiera querido poder hacer de mi vida algo distinto desde hace mucho tiempo, pero entendemos los letrados en las tristezas, que es casi imposible poder direccionar fácilmente. O al menos, cuesta más tiempo y no está demás, e

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Sigo pensando...

Sigo pensando,
Sin salir totalmente de mi mente…
Estoy atrapada.

Tengo las palabras en la boca,
Apunto de ser dichas…
Pero no, sigue siendo difícil.

Esas pesadillas que rondan mis sueños,
Siguen siendo pequeños tramos de mi realidad
Casi tan palpable como ellas…
Solo hay oscuridad, caos, temor… sangre.

Luego está la incertidumbre,
¿Qué pasará luego?
¿Acaso algo mejorará?

Todo sigue siendo crudo,
Está allí pero no puedo sacarlo,
Es como si mi mente me encadenara
Y vivir condenada por mis memorias,
Estar bajo sumisión total,
Porque no sé qué debo hacer.

Si callo, muero lentamente siendo acorralada por mi propia mente…
Y seguirían esas pesadillas que desvelan mi sueño,
Pero si hablo, podría ser tan caótico como callar…
Porque estará el temor del rechazo…
Y a la vez, dañar algo sin poder repararlo.

Así que, ¿Qué hacer?
¿Morir ocultándolo mientras me consume o…
 Decirlo y dejar que pase lo que pase?

No lo sé,
Y entonces mi cielo estrellado se vuelve tan negro como mi alma,
Vuelven los recuerdos,
Siguen viniendo a recordarme qué es el dolor,
Mientras retorna ese rencor ardiente que se oculta a capa y espada en mi alma,
Sigue recordándome quién soy después de ello…
En lo que me convertí,
De esa humanidad que perdí
Y de la que algún día fui.
Pero sigue estando el pavor insólito a la multitud,
De esa que me escondo entre mil mascaras transitorias y así escapar,
Y a la que algún día, no muy lejano, he de enfrentar.

… mientras tanto me debato,
Hay una guerra en mi cabeza…
¿Quién ganará?

-Shaddy.



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