Cosas que pasan:

Muchas cosas pasan.

Un año después, vuelvo. Dicen por ahí "con el rabo entre las patas"... Pero bueno, no hay miedo en ello. Y es precisamente una cosa que ustedes no me van a creer y que yo no entiendo, siendo muy sincera. Porque tengo mucho miedo últimamente, y esa vaina no se siente bien. Estuve equilibrando mi vida, en muchas cosas, buscando, aprendiendo, sintiendo, sanando y arriesgandome un poco más, y eso está bien, ¿No? Me refiero, es lo que debe hacerse, es lo que me nació hacer, es lo que me motivó todo el tiempo, por mí y mi vida. Pero la cosa es que no desaparece de mi alma, de mi cuerpo y corazón, la herida completa de esa nostalgia que parece meterse entre mis costillas. Me pesa...

Me pesa todo el tiempo.

A veces me pregunto un sin fin de vainas, me pongo en muchos escenarios, y a veces me culpo, todo el tiempo y por todo, por no hacer las cosas bien, por ser tan simple, por no ser distinta, más alegre, más aplicada, más exuberante y dispuesta, pero también me siento, y pienso que no está mal no ser ese prototipo, seguramente dejaré de gustar, mucha gente pensará mil cosas pero cuando hablamos de cargas, hay heridas que se curan distinto, que se siente diferentes con el tiempo, pero... ¿Y el cuerpo?

Porque mi cuerpo me recuerda tanto y no sé, no encuentro cómo sentirme al respecto, cómo otras pueden y a mí me pesa y es quizá porque aunque he sabido muchas otras cosas que me dolían, esa, esa maldita está ahí grabada a mi piel con fuego, recordándome que no habrá descanso, que habrán días peores, que he salido de muchas. Pero, también recuerdo que vengo gastando todas mis esperanzas, mis posibilidades, mis opiniones, mis ideas, mis intentos, estoy acabando todas las armas para quedarme, para ser. Yo parece que lo olvido, pero no, la cosa es que los demás lo olvidan. 

Últimamente tengo un revoltijo de emociones encontradas, después de entender de dónde vienen, o porqué, preguntándome de dónde son esas inseguridades que ahora me aprietan, si antes no existían. Y por qué ahora me acongoja verme al espejo, el pensar palabras que no fueron mías sino de otros con él corazón lleno de mierda, de dolor, de odio, que no encuentran con quién desquitarse y prefieren hacer daño. Pero yo perdono eso, le hace falta amor, la cosa es que mi cabeza parece tener un bucle adjunto ahora mismo, recuerda; comas, letras, número de palabras, el sentimiento que tuve en ese momento y la energía de quién lo hizo, hacerme mal. ¿Por qué? Sinceramente no sé.

Tengo tanto dentro, tantos nuevos miedos, tantas veces que pensé que estaba haciendo las cosas bien y resultó que no, el de centrarme en las desilusiones, en pensar que quienes creí que me querían y conocían en algún momento eligieron no creerme, dudaron y se alejaron, aun cuando lo intentaba todos los días. Eso duele aún y aún así amo, porque cometí muchos errores. 

Me odio la mayor parte de los días últimamente, quiero llorar todo el tiempo, quiero morirme cada momento, y tengo que estar bien porque también quiero que alguien me abrace y no me juzgue porque yo no he sabido cómo estar bien, porque siempre estuve sola guardando y cargando y ya no puedo. Quisiera entender porque ahora me siento tan afligida y tan frágil, tan débil, en vez de fingir una coraza que siempre fue mi salvación, pero ya, no me alcanza la fuerza para encontrarla.

Me siento sola...

Y no sé cómo no estarlo.

Y cómo siempre termino aquí, soltando un poco de todo eso acumulado.

No sé, quizá vuelva el próximo año, o quizá no, o quizá sea más seguido, quizá he muerto, quizá fui valiente, quién sabe, ya veremos...

-Shaddy.