Antes de leer: Mis amores, les comunico que este poema ya lo había subido con anterioridad, pero a sugerencia de unas bellas personas, lo he extendido. Ya entenderán porque.
Ya va pasando el bloqueo.
¡Los amito!
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Y entonces corre como
caballo, la desazón en mi alma,
Y silba, silba como el
viento cuando choca contra los árboles,
Me deshace los nudos de
las memorias que tejí,
Y teje nuevos miedos en
mi pecho.
De todos mis pasajes,
añoro mis tiempos...
También esos sentimientos
que quedaron a flor de piel…sin terminar
O esos que no dejé
crecer, que me desvestí.
Y el alma se descose, los
hilos se revientan,
Y vuelven los tormentos,
Todas las partes se me
pierden,
Y en una búsqueda por
encontrarlas,
Me encuentro con ella...
Ella y yo,
Con el mismo rostro,
El cuerpo en piltrafas y
desaliñado,
Con el pelo enmarañado,
sin remedio...
Y esas muñecas con las
que jugaba;
Ella que era sin ser,
Y yo que no fui y soy.
Y entonces, un análisis,
Ella, yo; somos, fuimos,
seremos...
La misma historia,
cualquier final,
Pero en medida la misma
realidad.
Y en una unión de almas
todo cambia,
Ella con su mundo de
fantasía
Y yo, yo con el mío hecho
jirones, no sé qué pensar.
Ser, sin ser, sin
existir, no valer.
Me desvelo con misterios
que yo misma creo,
Veo monstruos que me
rodean en mis noches... alrededor de mi cama.
Y es que no hay
escapatoria de mi mente.
Y a través de los restos
que dejó caer,
La veo a ella, yo, me veo
ahora, ¿Quién es?
Esa es otra historia que
nunca conocí,
La persona que nunca
quise ser…
Los velos que se
rompieron y jamás se arreglaron.
Los cuentos que dejaron
de ser escuchados,
Rondas infantiles de ser
sonadas.
Y ella que creció ya no
es, se fue, se perdió, murió.
Limpia cada pedazo que en
el suelo reposan,
Intenta unirlas,
arreglarlas, pero no puede con sus manos ensangrentadas.
Ya no llora, no ríe, no
siente…
Ella y yo, no somos las
mismas,
Hubo un laso invisible
que se fundió con el tiempo.
Lloro por ella, por el
dolor que siente y no muestra,
Cojo sus miedos en mis
manos, pesan tanto…
Pongo un poco de coraje
en medio, pero son fuertes.
Y entonces, los quemo,
Al principio son como mil
voces que claman,
Luego es solo una la que
agradece…
Es ella, que descansa.
La arrullo en mis
pequeños brazos,
Acaricio su pelo, era un
rugido refulgente lo que no escuchaban,
Lo que ella ocultaba,
Lo que se hacía a la
sombra del olvido.
Ella y yo, el mismo
cuerpo en diferentes tiempos,
Ella marcada por la
realidad palpable del ayer…
Y yo, yo con el vilo de
la infancia a flor de piel.
Solo un corte en la
historia nos convirtió en marginadas,
Yo aquí, detenida en el
bosquejo de un cuento de hadas,
Y ella, allí al otro lado
con la cara cortada.
Separadas, desconocidas…
siendo solo una.
Ella duerme, sueña con el
mañana,
Y yo mientras tanto, voy
cociéndome uno a uno a su lado.
-Shaddy.
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