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Aquí estamos nuevamente, tantos años maniobrando para volver aquí, este espacio casi seguro y solitario. No importa, aquí expresé mis miedos y soledades alguna vez para poder soltar la carga que llevaba y si bien, siguen, al menos pretenciosamente quiero creer que sirvió para poder poner en orden todo ese remolino de emociones y trayectos que me afligian. Aunque aún lo hagan. No puedo por más que pretender no ponerlos al tanto de mi vida, han pasado un par de años desde que dejé de escribir, y sinceramente a este punto no había considerado la necesidad de hacerlo, aunque escribir para mí es soltar. Muchas cosas pasan, están ahí, en el medio de mi pecho existiendo y sofocandome. Es más, me ha resultado terriblemente agotador no pensar, y cuando lo hago me desbordo. Hubiera querido poder hacer de mi vida algo distinto desde hace mucho tiempo, pero entendemos los letrados en las tristezas, que es casi imposible poder direccionar fácilmente. O al menos, cuesta más tiempo y no está demás, e

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Tenemos que hablar...

Volviendo después de tanto, después de haber prometido escribir seguido, estar más activa, y todas esas mentiras que la gente suele usar como pretextos y justificarse por su falta de compromiso, sí, compromiso conmigo misma y con ustedes, obviamente (inserte aquí un guiño). Tranquilos, ya ando usando la fusta como castigo por mi falta de interés en todo lo que empiezo y nunca termino, no dejen de amarme por eso. (Nada que ver con el Sado (Aunque rico)).

Por ahí ronda una antología poetica, con la editorial Ita, se llama "Escritos sobre nuestro encuentro y el desprenderse", debo admitir que no es lo que esperé en un principio, pero es de alguna manera ese punto que merecía de al menos querer intentarlo y descubrir que puedo hacer. Saben, debo estar agradecida, a pesar de que me siento cansada, de que siento mas fracasos que victorias, logra disipar un poco toda esa bruma que está sobre mí, no pueden imaginar lo feliz que fui cuando supe que tendría una publicación, no pensaba en nada más, sólo quería escribir, estar emocionalmente estable para poder dar todo, no quería que nada de lo que estaba pasando en ese momento fuera de nuevo otro detonante para el reposo. Eso logró pausar esos miedos, logré el enfoque, seleccionar material que yo consideraba "presentable" para enviar a la Editorial, estar muy activa fisicamente para mostrar la seguridad que todo este proceso me transmitió, y es que quién me conozca sabe cómo de importante es todo esto para mí, y bueno, todo es agradable hasta un momento, la ansiedad repentina, el miedo al rechazo, a la mala reseña critica, y al estupido estandar impuesto socialmente para todo esto, caí, por fortuna el libro salió sin importar la pandemía, de hecho era una excelente idea, fomentar la lectura e incentivar el analisis de este tipo de textos siempre me ha parecido un ejercicio que todo el mundo debería practicar.

Pues gente, nadie lo llama, nadie lo pide, pero volvió, esa sensación de sofoco, el cuerpo en un extraño trance depresivo, nada, nada me interesaba, ni siquiera ese libro, ni siquiera la necesidad de gritar o escribir. ¡Nada! Era tan frustrante, lo era, porque sentir que estás en una capsula y que todo el mundo emprende y a ti te cuesta, y que todo el mundo lo hace tan fácil, pero que a ti te asfixiaba la vida, la mente, hasta el puto cuerpo, mierda, me hundí, pero también me sentía tonta, tantas posibles opciones y yo sólo encontraba "peros", dude de querer salir adelante, nadie es tan estupido cómo para pensar todo esto y aún así seguir sin hacer nada. Marica o sea, ¿Qué me pasa? ¿No creen? Estoy completamente consciente de todo, no piensen qué es que me tomo todo a la ligera, que soy una niña inconciente, pero no sabía por dónde debía empezar o qué hacer, y es que algo tan simple para unos... para mí cuesta más, y eso me acaba, me acaba.

El punto es, que no hay punto, chinguen su madre los criticos, a mi vale sinceramente cómo pueda tomar la gente lo que hago o escribo, mi vida o mis decisiones, nunca entendí porque de un momento a otro el que la gente supiera que yo estaba mal era algo inaceptable, o sea, que yo tenía que seguir aparentando (qué desde niña lo hacía) para que la gente me considerara una buena chica, el prototipo. No, nada de esas vainas, yo tuve la epoca del dolor, las cortadas, y esas pendejadas, pero, ¿Y quién juzgaba mi alma? No, eso no, ese dolor es distinto, no puedo dejar que intercedan en mi vida de la forma que quieran, juzgando algo que no conocen, juzgando un cambio sólo porque no lo aprueban, deberían dejar lo tóxicos, que para pedos de ese tipo tengo mi cabeza y los problemas que llevo aplazando y que empiezan a pasarme factura.

Nunca entendí, y no entenderé quizá, el porqué menosprecian la gente de ese modo, digo, el que la gente tenga algún tipo de trauma no lo hace menos persona, y entonces hay que apartarlo y que se joda, marica, no, eso no se hace, ustedes no saben la cantidad de cosas que uno hace para poder estar bien consigo mismo cómo para que le metan un bajón así, aunque ahí tiene una debilidad y significa que depende emocionalmente de las personas y eso NO es bueno, si quieren escribanlo y tengalo en una parte donde puedan leerlo con frecuencia, tatueselo, cojalo cómo mantra, pero metaselo en la cabeza, ¡NO, NO DEPENDEN DE NADIE! Antes era así, bueno, estoy trabajando en eso porque nadie lo hará por mí. Hasta este punto, todo esto de la aceptación personal y la introspección del alma, me tiende  a parecer un poco absurda, pero no menos importante, lo sé, es una contradicción, pero no siempre podremos amarnos y aceptarnos; habrá algo que nos haga dudar en algún momento y de nuevo estaremos de recoger con cuchara; a mi nada de eso me funcionó, no me funcionó contar, ni decir que necesitaba ayuda, sentirme mal o querer evitar contacto para poder al menos mantener una sana distancia entre lo que era en ese momento y todo lo que me hacía daño. Realmente ese tipo de cosas son un asco, porque era una sensación que no tenía desde la universidad, hará cosa de un año, y que creí controlar con las terapias, qué pensé se irían con las pastillas,con el buen descanso, con la alimentación sana, con las salidas, con el ejercicio (necesito otra crisis para el cardio)... incluso escribiendo, pero se convirtió en un martirio, porque la sensación de permanente bloqueo me afligia todo el tiempo y por más que quisiera escribir, hacer mi catarsis personal... ¡No podía! Me sentaba frente al computador (inserte pacman), frente a un cuaderno, con mi café, la buena música y demás, nada, nada, nada, nada, podía sentir el aire pasando por todo rincón inhospito de mi cuerpo y mi cabeza gritando: "¡Pendeja!" (Cómo siempre la maldita).

Tras toda esta información que para nada es valiosa, pero que aún así escribo porque para eso cree este blog y por algo ustedes lo leen y me dan vistas, y bueno, algo de autoestima (gracias por sus mensajes). No sé si algo de lo que escribí tenga sentido, o hayan logrado llegar a mi punto, pero a veces nada es suficiente, por más que tu vida sea comoda o dispongas de otras cosas que pueda amenizar muchas situaciones, al final sentirás el vacío, habrá algo en ti que estará marchito. La gente busca reparación, busca hacer caso omiso, olvidarlo, hablarlo, pero eso no cambia la realidad, no cambia las pastillas que debes tomar diarías para poder estar neutra emocionalmente, estar dopado, y funciona para que puedas dormir bien. Pero... ¿Y cúando no tengas pastillas? ¿Cómo lidias en cuarentena sin receta? Cómo podría estar bien, si no hay manera, bueno, invierte tu tiempo en algo que te haga pensar, pero la noche, si algo puedo decir, es que la noche es una ninfa, pero depende de tu estado, en lo personal, al regresar, perdí mucho de mi avance, del grupo al que asistía, y no sólo eso, sino de sentir que por primera vez en mi vida podía alejarme del monstruo que aún acediaba en casa, de que no tenía excusa para no intentar ser mejor porque estaba avanzando, y que los recuerdos no estaban, que llegué a olvidar todo, y no entiendo, no entiendo porqué ahora, cuando se supone todo debe estar marchando, camino en reversa y mi cuerpo, mi mente, mis recuerdos, mi alma, todo me está arrinconando, me está matando y lo noto, lo sé, todo el mundo lo ve, pero, a veces creo que me falta una cosa, es la única que anhelé desde que pude comprender que el mundo era una cosa negra hedionda, y era que, cuando yo fuera más fuerte, cuando pudiera hablar sin miedo, hubiera algo de apoyo para la necesidad que tenía, no se imaginan cúanto quise ser escuchada, sentir ese miedo, y que aun así tuvieras que convivir, temer de que pudiera golpearte, amenazarte y hacer sentir miserable en tu propia casa, reprochandome todo error y decisión, o alabandome sinicamente por mis logros, cuando en el fondo, muy en el fondo, lo recuerda.

y no, no te perdono, porque aúnque lo intenté, aunque al momento de haberlo dicho: "Eso no es nada", haya sido lo único que escuchaba, quebró mi vida, mató mis ganas de comerme el mundo, los sueños de esa otra niña, y los de las hijas de la vecina y toda desafortunada, y miren, sigo aquí, porque ahora todo está por ser diferente, no quiero reposos, no quiero centros de ayuda, no quiero nada eso, quisiera poder decir que no, no quiero, de hecho no quisiera, pero bueno, eso obtienes porque callar tanto.

Y madre, es tu hijo, pero yo no tuve la culpa, y si pudiera devolver el tiempo, iría contigo. 


...


Nuevamente gracias, esto llevo escribiendolo hace mucho, pero son cosas que escribo de a pocos, sobre todo cuando de verdad lo necesito, vi que era un mes un poco especial, el tema del suicidio no es un chiste, pero hasta lo más duro puede lidiarse. No puedo decir nada más que, gracias, gracias a este blog, a lo que el escribir me ha dado, me es más fácil la vida. Con un abrazo me despido, la resiliencia viene cómo chip. 


-Shaddy.

(La foto la tomó mi mejor amigo, y fue el último momento de tranquilidad completa)





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