A veces iniciar
esto me cuesta, y es una de esas ocasiones en las que escribir me pesa, al
contrario de lo que digan muchos, que como “Escritora” este tipo de cosas no
deberían pasarme, sí, eso pasa… me pasa y supongo que van a entender más
adelante el porqué. Quería publicar esto el día internacional de la mujer, pero
aún y a pesar de haber sido centro de marchas, preferí buscar otro momento, y
es algo que he querido hacer desde que me decidí por ayudarme y ayudar de paso
con esto a otras chicas y con eso me refiero a NO callar.
No sé si pueda
ser una razón, si mis problemas de ansiedad, los episodios de pánico o incluso
los sueños tan LIBERADORES que tengo sean el desenlace de haber reprimido y
callado durante tantos años, incluso haber otorgado esa preciada libertad a
alguien que no lo MERECE, pero las decisiones que tomé fueron sólo basadas en
la presión y evitarle daños a otras personas que no tienen la culpa. No se
imaginan las veces que intenté hablarlo con alguien, que hice insinuaciones,
que inicié de algún modo hablar con un Psicólogo, que me diera algún consejo
sobre qué debería hacer con mi incomodidad, con el hecho de tener que llegar a
convivir y aguantar a una persona que no merece más que todo mi desprecio, pero
no funcionó, decían que necesitaba amigos, salir, respirar otros aires, cambiar
mis rutinas y mis actitudes hacia la vida, porque también añadí el hecho de que
pensaba mucho en morir, y no como típico protagonista de novela, sino más por
evitar todo lo que pasaría si yo hablaba, y si hablar no me servía de nada, en
dado caso de sentirme vacía, o bueno, seguir sintiéndome así. Nada, nada
funcionaba y seguía corriendo el tiempo para mí, obligándome a seguir cargando
con todo, y postergando mi serenidad, más que eso… mi estabilidad mental, que
según veía todos los días, se hacía cada vez más evidente que me estaba
costando y se hacía más fuerte con cada lapso de tiempo. Y lo que es peor,
refugiándome en amigos, esperando que alguien me escuchara sin sentir que
estorbaba o que mis facultades me hacían menos persona, porque así me sentía
todo el tiempo, y eso agrandaba más la llaga.
Si me preguntan,
no puedo odiar a una persona, admito que intentando comprender… ¿por qué? Odie
escuchar su nombre, verlo en casa, que me hablara, que sonriera como si nada
hubiera pasado, como si nunca me hubiera hecho daño. Odie sentirme mal por
tantos años, que buscara hacerme juegos, platicas, que me aislara, que creara
más conflicto, que provocara que quisiera morir todos los días, que tuviera
pesadillas, y que hiciera que yo aprendiera desde muy pequeña… a hacer como que
nada pasaba y que era muy feliz, cuando había algo que carcomía mi mente. Si me
preguntan ahora mismo, no, no sé, quizá algo dentro de mí esté mal por esto,
juzguen como quieran, pero no se alcanzan a imaginar como mi corazón se siente
cuando debo tenerlo cerca, como me arde la sangre, y si eso no es odio,
entonces no sé qué sea, y no sé cuándo pueda descansar de esto, para ser más
precisa, de ese sentimiento que lleva años robándome energías, así que, si me
preguntan, puede que lo odie con todo mi ser y lo que tenga mi corazón, pero no
sé si en un futuro todo sea diferente. Dejémoslo en que todo es relativo.
Puedo recordarlo
con asco, de una forma vivida, así como cuando tengo esos sueños que parecen
reales y a los que no sé poner nombre, su rostro, su olor, sus manos sucias y
pantalones rasgados, su camisa curtida y piel grasienta, su barba de días y
ojos vidriosos. Recuerdo mi ropa, los peluches con los que jugaba, las
sandalias que tenía y los interiores que usaba. Recuerdo el olor de la
habitación, el orden de cada cosa, si hacia frío o calor, recuerdo el programa
de televisión de fondo, la música a lo lejos y la puerta de la otra habitación
cerrándose, cuando anhelaba que irrumpiera, que me salvara, o por lo menos
tener una posibilidad de que esa niña al otro lado de la habitación… entrara,
pero eso era ser demasiado optimista.
La gente no comprende, creo que es de las
cosas que nunca hacen, siempre observé que juzgan como si conocieran todo de
ti, como si pudieran ver a través de tus ojos, como si sintieran el dolor que
sientes, como si supieran lo que pasa por tu mente, como si tuviera que estar
bien todo el tiempo porque nunca “sufrí”. ¿Saben? Abusaron de mí, y lo peor es
que no fui la única de su lista, y no se imaginan cuanto lo recuerdo, cuantas
veces no podía dormir porque sentía que me iba a asfixiar, cuantas veces prefería
estar con mis “amigos” porque ellos no sabían que, si estaba sola tenia ataques
de pánico, sí, ahora y no antes y no encuentro explicación. La gente no
comprende lo que hace tu mente, como juega contigo y se hace de tus miedos,
como genera pensamientos tóxicos y te acorrala. Si no hubiera sido por que
estaba en crisis y necesitaba estar acompañada, y no quería decir nada a mi
familia, nunca, NUNCA, los hubiese buscado. Me arrepiento infinitamente, y no
se imaginan lo que me pesa ahora, haber contado esto a personas que eran más
toxicas que yo, o no toxicas, pero sí que nunca consideraron mi amistad como
algo importante, y lo peor de todo, es el coraje que tengo yo, para seguir
confiando y entrando a cualquiera a mi corazón, de haber creído que podía
permitirme tener amigos. ¡Ay, qué tonta! Lo sé.
Odio admitir
esto, pero cuando relegas a una persona por lo que pueda ofrecerte, ¿no es eso
algo interesado de tu parte?, no entiendo, es que a veces sentía eso, era como
si tuviera que encajar de alguna forma, como si tuviera que estar buena (culo,
tetas, cuerpo esbelto) para que me vieran como persona, o como alguien digno, o
que tuviese dinero, porque qué pereza tener que poner todo. A eso me refiero,
el valor de las personas ahora está en esto, y sí, me ofendieron y lo peor, es
que nunca lo notaron. Para alguien como yo, y bueno, otras tantas, chicas que
han pasado por lo mismo, no es lo más lindo que pueda pasar, porque ya nos
vemos como si fuéramos la suciedad de la tierra, como monstruos, como si
diéramos la forma de un objeto, no, no es lindo, así que gracias, es otra carga
más para todas las que llegan con el tiempo. Qué fastidio verse al espejo,
tener que maquillarse un poco para que esa fealdad que sientes no sea tan
evidente, es un fastidio sentir que nadie puede quererte porque no eres
inocente como quieren, o lo suficientemente perra para usarte, y NO, ustedes
vieran, así les funciona, porque el SEXO, o sí, eso sí es algo importante, sin
importar que tanta pulcritud tengas sobre tus hombros. Y saben que es lo que
más odio, seguir permitiendo que esto me afecte, seguir sintiéndome vacía,
seguir llorando y creerme estúpida y no solo por querer sentir compañía, sino por
tener miedo todo el tiempo.
Creo que más que quejarme, necesito desahogarme, y más que blasfemar de mi
misma y de la porquería de persona que tiene que ser ese hombre para quitarme
lo único que tenía en la vida, quitarme mi dignidad, mi infancia y más que eso,
mis ganas de vivir y ver el mundo como solo un niño puede hacerlo, eso no, eso
no se perdona fácil. Cuando sentía que el mundo estaba viniendo abajo, pensaba
que quizá el sentía remordimiento, pero no, al parecer no.
Intenté, pensé, hice toda una idea de cómo o cuando era prudente quitarme la
vida, con un cuchillo, una cuchilla, con muchas pastillas, dejando de comer,
tantas formas, y jamás en todo el tiempo que ha pasado había sentido la
necesidad de hacerlo porque no me aguantaba al asfixia que sentía de la vida,
ese comportamiento irracional, en el que tu no sientes, no piensas, tu cuerpo
se mueve por inercia, te hablan y tú no estás allí, la necesidad de que nadie
te vea o te siente, la necesidad de que se acostumbren a tu ausencia como si de
alguna forma eso fuera la preparación para mi muerte. Pero no pude, no pude
hacerlo, porque pensaba en todos mis sueños, las metas que tenía, mi libro,
todo eso que sentía y que podía hacer arte, y más importante aún, en mi
familia.
Más que sentir que todo el mundo debe saberlo, no por morbo, no por pleitesía
o lastima, sino por que entiendan que hay comportamientos que duelen, y palabras
que no miden porque siempre ven las cosas distinto, pero que hiere como no se
imaginan.
Hombres, mujeres, niñas, niños, chicos adolescentes, esto no es solo con el
género femenino, esto es con todo el que sea vulnerable, porque nunca sabrás
quien el monstruo que te acecha y no es ese que habita a la sombra o bajo tu
cama, no ese que se invoca o que posee, es el que se esconde como oveja en tu
familia, en tu trabajo, en tu círculo social, un acosador o tu vecino. Yo era
una niña aún, me destruyó el alma, me abrió los ojos cuando aún no era tiempo,
me hizo consiente del daño que hacen las personas cuando se lo proponen. Pero puedo
decir que sigo aquí, sigo lidiando con mi mente, sigo escuchando mi corazón, y
escribiendo, porque me hace feliz. Me ayuda. Y sigo dando lucha porque tú
PUEDES sentir así, eres un ser humano con todo el derecho de desfallecer a
veces, yo siempre me mostré fuerte, implacable, ruda, pero no, yo creo en las máscaras,
yo las usé, pero era porque sentía que me juzgarían por llorar, o por
deprimirme, ahora no me importa mucho, porque no soy una máquina, yo soy especial
a mi manera.
Buscar la forma, de contarle a mi familia fue difícil, lo es aún hablar de
este tema, intento perdonarme por el daño que me hice, por el daño que hice,
por lo que dije, intento verme diferente todos los días, amarme, y sentirme
limpia, pero es tan difícil, es tan largo este proceso, que sé que en algún
momento podré verlo y sentirme en paz, sentir esa libertad que aún no he
ganado. Así nació SHADDY, de la necesidad, de buscar un auto-ayuda. Esto lo
escribo por las que no pudieron, por las que aún lo guardan en sus corazones, y
por esa niña que fui algún día. No silencien
algo como esto, no hace bien, no es sano, seas quién seas. Porque no es agradable sentir miedo en la calle, o donde sea, temer a los hombres, ese pánico que acorrala, no, no es lindo.
Sin embargo, Gracias. Muchas gracias, desde el fondo de mi corazón, por hacer real mi sueño. Por hacerme sentir real, porque a veces me siento infinitamente perdida.
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