El silencio que dejó tu ausencia...

El silencio se ha apoderado de casa,
Se pasea campante por tu cama...
Recorre los mismos pasos que dejó tu ausencia,
Hasta tu ropa le ha quedado buena.

He intentado hablarle, decirle que no es necesario que vuelva,
Que tu regresaras por esa puerta...
Se burla de mi el ingrato,
Como si de todo lo que dijera lo único que escuchará fuera un eco de tu voz.

¿Dónde estás?
Que el rastro de tu perfume se desvanece con el tiempo,
Las agujas del reloj están varadas en la misma hora de tu: "no me busques"
Y mi corazón se ha partido con tu: "adiós"...
Por favor, alumbro en la oscuridad el regreso de tu cuerpo,
Sólo deja que tu corazón me busque,
Para que por si acaso el mío no se conforme con sólo reflejos.

Vuelve, que en casa los fantasmas han acabado el vino,

tiran los trastes como si en mi cabeza no hubiera suficiente ruido,
Ya no aguanto que de formas y otras cosas me den cachetadas para despertar,
Buscando que mientras tanto el dolor de tu ausencia se llene de alergias,
Hasta me ahogan en este mar de lágrimas que se cuela por mis ojos
Que de rojos e hinchados como dados al infortunio del delirio...
Creen verte en los espejos.

La casa se queja,
Deja que hasta las ramas crezcan por sus paredes 

permitiendo que sus agujeros sean más grandes que esta fría soledad que nos aprisiona,

ya no sé si en este inmenso terreno deshabitado tu alma no encontraba espacio para volar...

hasta imagino alas en mis costados y costillas rotas para seguirte, 

no sé si a la muerte, no sé si al descuido de este amor descabellado

pero ángeles y demonios me claman por igual,

sólo sé que busco de la sed que te abrumó.

Ahora llueve, llueve como si el mismo cielo sintiera que mi corazón yace en medio del olvido,
estoy en la ventana, esperando que a través del viento el agasajo de tus quejidos me lleve a tus sueños más oscuros,

sigo en combate, porque no encuentro respuestas a esta amargura que se hace eterna,
dejando que esta carga llena de espinas se clave una a una en mis recuerdos...
ya el polvo se funde con mis huesos sin carne,
la tierra se come mis esperanzas del pasado
y orbitan por tus almohadas usadas todas las tormentas que dejaste atadas en la regadera,
esperando que el presente haga su entrada por los bosques de tu desvergüenza.

Me dejas aquí suspendida,
sin saber que hacer con todo lo que dejaste escondido,
cortando las rosas del jardín seco plantado en cada rincón de mi espíritu,
tirando las monedas al desprecio que se inyecta como virus...
me pesan los albures que tintinean cada mañana,
el sonido alegre de los pájaros no tiene vida
y el arco iris ha perdido el color,
¿Ves lo que hiciste?
es como si mi cuerpo cediera a la oscuridad
y en cada tropiezo tu rostro adormilado volviera a mis pesadillas.

¿Sabes?
mejor no vuelvas,
que ya me acostumbré a los pasos de la muerte,
y hasta amiga soy del silencio.

-Shaddy.